jueves, abril 26, 2007

Carpe diem

Si la vida és una merda, que regni la coprofilia!

Rufí

sábado, abril 21, 2007

La oveja

Estás entrando en el ascensor y cuando vas a mirar el horóscopo en el periódico alguien se acerca por detrás y entra contigo. Pospones saludarlo hasta que hayas leído tu signo: “Alguien irrumpirá en tu paz por dónde no lo esperes”. Quizás estás tardando demasiado en saludar y más tarde ya no tenga ningún sentido.
-Hola, buenos días.
Por el silencio y la mueca de la persona que ha subido contigo sabes que has saludado demasiado tarde y le preguntas gentilmente a que piso se dirige. Pero el sujeto no dice nada y aprieta el botón de su piso sin siquiera mirarte.
Sientes un odio incontrolable hacia él por haber invadido tu tranquilidad de esa forma y tienes ganas de matarlo. Sigues leyendo: “Expúlsalo de tu vida sino quieres que te ponga en peligro”.
Piensas que lo que te sucede es inverosímil, que es demasiada casualidad. Sin embargo sacas el spray de defensa que te regaló tu madre y le rocías los ojos. Llora, se retuerce y grita:
- ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Qué te he hecho?
Estas asustada pero te sorprendes a ti misma recurriendo a unas palabras más propias de Clint Eastwood.
- ¿Ahora si que hablas eh? ¡Ya no estás mudo cabrón!
Temblando, bajas dónde a parado el ascensor y te vas corriendo hacia tu piso por las escaleras. Sacas la llave rezando para que no te haya seguido y no vea donde vives. Tus dedos no responden y tratas de empujar la puerta aunque sabes que es inútil porque todavía no has podido poner la llave en la cerradura. Sorprendentemente la puerta se abre; Alguien la ha forzado. Enciendes la luz y ves a un desconocido. Un ladrón empuñando un arma que no tiene nada que ver con un ridículo spray.
El miedo te atrapa en una lucidez inútil. Piensas que no has podido acabar de leer tu signo. Que el redactor del horóscopo es como el pastor mentiroso del cuento que cada día avisa de que el lobo se acerca al rebaño. Y el día que es cierto: ¡Pobre pastor! Todo el mundo lo oye pero nadie lo escucha.
El ladrón se acerca. Te giras para ir a pedir socorro a tus vecinos pero alguien está esperando detrás de ti con los ojos irritados y los dientes afilados. Entonces, te das cuenta de que en el cuento hay alguien mucho más desgraciado que el pastor. Ahora la oveja tiene al alcance la puerta de su casa pero no importa hacia donde la cierre porque tiene un lobo delante y otro detrás.
Rufí

lunes, abril 16, 2007

La teoría

Llegan esos y me dicen que he de contar una teoría muy importante a los otros. Estan más de tres años preparándome para que pueda explicarlo todo sin fisuras. Para tener bien claros todos los argumentos y todos los contra argumentos posibles.
Cientos de tertulias televisivas y radiofónicas defendiendo con uñas y dientes la teoría. Tuve dudas en multitud de ocasiones, pero siempre recordaba una máxima o un precepto fundamental que me daba seguridad para afrontarlas.
¿Cuántos artículos habré escrito ayudado por la base de datos que me facilitaron? Y todos ellos del todo irrefutables, al menos para los otros y para mí mismo.
Como es natural, cuando los otros vieron que mis razonamientos eran impecables, quisieron que entrara en el mundo de la política. Por eso, al poco tiempo, fundé un partido cuyo programa plasma milímetro a milímetro la teoría; de hecho lleva su nombre.
Y ahora esos se van y me dejan aquí con los otros delante de un frío y metálico atril. El público está deseando que hable de la teoría y lo cierto es que no tengo muchas alternativas.
Podría decirles que es una mentira pero no sabría ni refutarla ni argumentar nada en su contra porque eso no es lo que me han enseñado. O también podría contarles todo lo que ha pasado, pero me temo que no cambiaria nada. Sí, yo ingresaría en un psiquiátrico, pero los demás seguirían creyendo y confiando en cada una de las palabras de la teoría. Mejor que hable ya porque sino empezarán a inquietarse.

Rufí

martes, abril 10, 2007

L'escèptic

Va enfilar el camí dels morts. La tramuntana i el pedregam endurien la pujada. Es podria dir que era un home absolutament escèptic, excepte perquè encara creia en el suïcidi. Va arribar a la vora del penya segat. Feia anys que els qui anaven a aquest indret només es feien amb el bitllet d’anada. En veure la bellesa del mar des de aquell punt de vista, l’escèptic va comprendre que la gent no volgués tornar d’allà. No va voler mirar a baix no fós cas que s’ho repensés. Va saltar endavant anhelant sentir per fi la llibertat del vol definitiu. Però l’estrèpit va arribar molt abans del que ell esperava. I no va ser un cop contundent i sord contra la roca sinó, més aviat, el repicar d’un paracaigudista caient contra la copa d’un cocoter. Pocs segons després, l’escèptic va obrir els ulls. El diàleg de les gavines el confonia. Radis, cúbits, fèmurs, cranis, omòplats, húmers, costelles... Milers d’ossos d’antics suïcides s’havien acumulat sobre les roques fins a arribar a formar una muntanya esquelètica davant del barranc. Els darrers en saltar devien haver mort lentament després de rebre un fort cop que els havia deixat malferits. Però ell havia caigut dempeus i estava pràcticament il·lès, mig ensorrat a l’ossam. És va aixecar reconfortat per un intens sentiment d’orgull i va refer el camí dels morts cap al poble. La seva vida ja tenia un sentit complert. Ara podria dir a tothom que era un escèptic de debò, perquè ja no creia ni en la vida ni en la mort.
Rufí

lunes, abril 09, 2007

Al fons, Portlligat

Resseguiràs el camí de la costa.
Vorejant l’escull de roques.
Passaràs per Cala Guiola.
El peu que un dia posaràs a l’aigua.
Un timó de matèria orgànica que desfarà la teva trajectòria.
La força imperceptible d’una aleta de cavall marí.
L’esforç del vent per aixecar un cabell.
El misteri corona el cim d’un penya-segat inofensiu;
una terrissa sempre té història.
Un taller grec
o un artesà de garden center amb els braços de metall.
El lloc del part no importa.

T’aturaràs a una platja de roca
i a un barranc de sorra.
Estrats oblics a la pedra:
Són ells que estan torçats?
O són les meves òrbites?
No! No és cap disbarat.
Cap planeta gira més que l’ull.

I aquest motor que bufa benzina no trencarà cap màgia.
Un dia serà antic i recordat com una àmfora.
La seva panxa negra i brillant;
la seva tos perenne...
Si has començat resseguint el camí,
buscant la coherència del discurs,
no caldrà perseguir
la justificació del text.

La digressió sense destí aparent,
queda aplacada pel sentit del camí de la costa,
per l’escull de roques,
pels dits del teu timó,
per un profund misteri de terrissa,
per la brisa que aixeca els cabells de la terra
i, sobretot, pel brunzit del motor que tot ho lliga.
Com aquest port, lligat a un altre port
per una força invisible i mil·limètrica.
Com la mètrica impossible
que lliga i allibera aquest poema.
Ru...fí

domingo, abril 01, 2007

Comunicando

- Disculpe señor, ¿qué hora es?
- ¿Cómo sabe usted que hablo su idioma, señorita?
- Pues, por el periódico que lee...
- ¿Y qué le pasa al periódico?
- Que está en español.
- ¿Y quién le dice a usted que entiendo lo que leo?
- Bueno, da igual, en todo caso estamos hablando usted y yo ¿no?
- Ya... ¿y quién le dice a usted que entiendo lo que dice?
- Pues porque cuando le digo algo me responde.
- Ajá, ¿y entonces cómo se explica que todavía no le haya dicho que hora es?
- La verdad, no sé porqué demonios no me la dice, porque tiene reloj.
- No, si yo se la diría... pero le repito que no entiendo sus palabras.
- Y cómo es que responde en mi idioma.
- No lo sé... Tal vez se estén entrelazando dos monólogos. Usted dice una frase y yo otra que aparentemente es consecuencia de la suya.
- ¿Cómo?
- Sí mujer, sí. Tal vez usted pronuncia unas palabras y yo fórmulo frases que se me ocurren de forma espontánea. O tal vez las estoy leyendo en este periódico, mecánicamente claro, porque como ya sabe, no entiendo su idioma.
- ¡A ver! Si no quiere no me diga la hora y pare de decir tonterias.
- No mujer no... Todo tiene solución. Haga una cosa.
- ¿Qué?
- Extienda el dedo índice de su mano izquierda y señale la parte superior de la muñeca de su otra mano como si en ella hubiera un reloj. Mírelo, como si buscara la hora en él y dele pequeños toques con la llema de su índice. Luego me toca el hombro para que me fije en usted y continúa repitiendo el mismo movimiento mientras arquea las cejas en forma de interrogación y me mira con los ojos muy abiertos.
- ¿Usted es imbécil?
- Hágalo, en el caso de que quiera saber la hora, claro...
- ...
- ¡Oh! Do you want to know what time is it? It's half past eleven.
- Perdone señor pero no lo entiendo.
- Es normal señorita, como ya le he dicho yo no hablo su idioma.

Ru...fí