miércoles, febrero 07, 2007

El desengendro

Marcos vuelve cansado del mundo. Fuera hace frío y no sabe donde tumbarse. No encuentra donde descansar. Pero cuando llega a casa todo es distinto. Calor y sábanas. Amor. Se abre la puerta y una gran mano lo empuja hacia dentro. Por fuerza debe cruzar el oscuro pasadizo que tiene enfrente. Húmedas y rojas cortinas de carne roja le rozan la piel. Y Marcos llora marcha atrás. Descubre que lleva días, meses, años llorando. En la cama, en la calle, en la oficina, en el supermercado... Su llanto viene de miedo a lo desconocido; del miedo a la vida. Mientras avanza ensangrentado piensa muy deprisa y las cortinas le impregnan un olor fuerte y lo exprimen tanto que le duele la cabeza. Rebobina a cámara lenta. Su conciencia se desvanece. Por fin está en casa protegido del mundo en un cubículo que se adapta poco a poco a su tamaño menguante. Todo va encajando. Siente como se reduce, se deshacen todos los nudos, los errores desaparecen, las confusiones se disipan. Su último refugio es su principio. Las paredes del útero de mamá. Y finalmente piensa: Ahora sólo queda esperar a que nada haya empezado.

Ru...fí

1 Comments:

Blogger noe said...

A tu quin tipus de contes t'explicaven de petit?
Suposo que fa temps que vas passar de ser Marcos a ser Àlex i que tot ha començat.
Bona reflexió.

11:53 a. m.  

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